Lo primero que le digo a mis pacientes cuando hablamos de emociones, es que no hay emociones buenas o malas, positivas o negativas, aunque pareciera que algunas veces lo son, y si analizas, lo malo no son las emociones sino lo que hacemos cuando sentimos alguna emoción.
Sin embargo, así la emoción sea agradable o desagradable, la necesitamos para sobrevivir. Te propongo un ejemplo, imagina tu vida sin sensaciones diferentes, es decir, que todo se sintiera igual, como yendo en automático o sin rumbo. También imagina si todo se sintiera bien, solo con emociones agradables ¿Cómo lograrías detectar que te encuentras en peligro o que necesitas defenderte? y estos procesos los logras gracias a que existen emociones como el miedo o la ira.
Es por ello que no podemos dejar de sentir emociones, porque estas son información sobre lo que ocurre en nuestro día a día, nos ayuda a dirigir nuestro mundo, nos protegen y nos permiten reaccionar acorde a las situaciones, es decir, sentimos una emoción y realizamos una conducta, las cuales son generalmente automáticas y adaptativas.
Te quiero dar algunos ejemplos de cómo se vería la supervivencia a través de algunas de las emociones más desagradables:
MIEDO
Imagina que estás cruzando una calle con un amigo. De repente, un coche viene embalado y con los frenos chirriando directo hacia vosotros. Sin pensarlo, saltas a la acera y tiras de tu amigo para ponerle a salvo. El miedo te permitió salvar tu vida y la de tu amigo.
TRISTEZA/DEPRESIÓN
¿Alguna vez has tenido una ruptura amorosa? pues generalmente, las personas sienten una tristeza profunda, sienten que no tienen energía para hacer las cosas, le cuesta concentrarse y pareciera que sólo puede pensar en la persona que perdió. Pero la tristeza le permite recibir ayuda de sus seres queridos, se dan una pausa y toman una actitud de aprendizaje y comprensión con ellos mismos.
ANSIEDAD
Imagina que tienes una gran presentación en el trabajo o un examen muy importante para tus estudios. Gracias a la ansiedad vas a comenzar a pensar mucho en ello, te preparas para la presentación, practicas, pides retroalimentación sobre cómo lo haces y hasta puede que te anticipes a imaginar preguntas que te pueden hacer. La ansiedad te ayudó a prepararte.
IRA
Imagina que tu compañía de telefonía móvil te ha estado cobrando una serie de servicios que no has estado utilizando. Cuando llamas para pedir explicaciones, simplemente pasan tu llamada a diferentes operadores y no te dan una solución. Tú con tu enfado sigues luchando para lograr hablar con un supervisor y finalmente lograr que te descarguen los pagos injustos que te estaban realizando. La ira te permitió reclamar por la injusticia.
Tal y como muestran estos ejemplos, las emociones tienen funciones muy importantes en nuestras vidas, en el fondo son experiencias adaptativas. Por eso, más allá de no sentirlas, necesitamos comprenderlas y hacer el uso correcto de ellas.