La rabia es emoción representada en la película intensamente como un muñeco de baja estatura, que no considero representa lo fuerte y compleja que puede llegar a ser.
La forma en que nos relacionamos con el enojo cambia mucho de una cultura a otra. Para algunas personas, la expresión de ira va en contra de su forma de vida. A otros no les gusta sentirse enojados y tratan de descartarlo o reprimirlo. Otras personas se sienten cómodas sintiendo y expresando su enojo. De hecho, lo hacen mucho más de lo que quisieran y le normalizan el convivir con esta emoción.
Cabe resaltar que, el enojo es una de las emociones más complejas de regular, o de calmar. Los sentimientos de ira tienden a permanecer dentro de nosotros hasta que hacemos algo al respecto. En un mundo perfecto, podríamos expresar nuestro enojo de manera segura a alguien que nos escuche y se preocupe por nosotros sin tomar represalias ni juzgarnos. Desafortunadamente, la realidad está lejos de ser perfecta y, si bien no aliento ninguna expresión de enojo que no se sienta segura, creo que el enojo conlleva un mensaje importante que debemos escuchar.
Piensa por un momento en lo que no te da rabia
Muchas veces vemos personas frustradas y agresivas por cosas a las que ni siquiera les prestaríamos atención. Pero es que solo sentimos ira por cosas que nos importan, mientras que es imposible sentirnos frustrados o molestos por aquello que no nos importa.
Debajo del ardor de la ira y de las palabras desagradables que podríamos querer decirle a quién o qué nos enoja, hay un mensaje vital.
¿Sabemos cuál es este mensaje?
La ira se siente tan fuerte porque nos mueve nuestra necesidad más profunda de proteger lo que más nos importa: libertad, respeto, seguridad, amor, agrega lo que sea importante para ti ___________________________. En este sentido, si encontramos formas de lograr esa protección, nuestra energía enojada y agresiva podría disiparse.
Si un amigo llega tarde a una cita y no se disculpa, sentimos cierta frustración. Puede que no sea la espera en sí misma lo que nos enoja, sino la falta de disculpas. Las opciones disponibles en este punto son hablar para expresar nuestra frustración de inmediato o hacer una pausa y comprobar qué es lo que realmente importa en esa situación. No saber qué es exactamente lo que nos enoja nos deja expuestos a entrar en una confrontación infructuosa.
- Si es la espera lo que nos molesta, lo que nos importa es que se respete nuestro tiempo y podamos pedir la seguridad de que no volverá a suceder.
- Si nos sentimos frustrados por la falta de una disculpa, lo que nos importa es el reconocimiento de nuestra espera, más que la espera en sí. Si ese es el caso, podemos pedir una sincera disculpa.
Si bien culturalmente rechazamos la expresión agresiva de la ira, puede que nos resulte mucho más fácil pensar que la ira nos da energía para proteger algo importante. Si hacemos algo para restaurar una sensación de protección o si nos damos cuenta de que hemos juzgado mal la situación y que lo que nos importa no está en riesgo, es probable que la ira se disipe.