Cuando una persona está dispuesta a todo, es más probable que siempre diga que sí a cualquier plan, propuesta, pregunta y demás. Y generalmente estas personas ‘’todo si’’ que les llamo, tienden a ser celebradas y reconocidas a nivel social <porque con ellas se puede contar para todo>.
Sin embargo, decir siempre que sí, tiene su precio, pues detrás de dicho reconocimiento, también puedes encontrar a una persona complaciente, con temor al conflicto, que se desconoce, no sabe poner límites y aún cuando se esmera por estar para todos y decir que sí a todo, se siente insuficiente o en soledad (en algunos casos).
Es por esto, que aprender a decir que no es una habilidad crucial para nuestra vida, bienestar y salud mental, pero para aprender a decirlo, considero que el primer paso es aprender a detectar cuándo hacerlo, ya que he encontrado que en algunas ocasiones la sensación de malestar se detecta después de haber aceptado algo que no querían las personas en realidad, en orden de prevenir, es crucial tener claridad de los indicadores de cuándo necesitas decir que no:
- Si te sientes incómodo: esta sensación es una señal asociada a tus límites, hasta dónde estás dispuesta a ir. Toma un momento para observar la sensación e intenta reconocer qué es lo que genera la incomodidad.
- Te sientes obligado: en algunos escenarios, como el trabajo, es común que algunas veces sintamos que estamos realizando actividades obligatorias, pero esto no significa que no puedes reconocer el límite de tu tiempo y tu energía.
- Estás sobrecargado: la elevada carga de compromisos se puede detectar, y lo más saludable es intentar resolver la extensa lista de pendientes que tienes, antes de comprometerte con más proyectos, es importante decirle que no a otros, pero también a ti mismo.
- Si solo estás diciendo que si, para complacer a la otra persona: llevar a cabo acciones para corresponder a otros es algo natural, pero que sea la única razón por la cual tú te estás esforzando, es una señal de que estás dejando de lado tus intereses personales.
- Cuando la solicitud de la otra persona, sobrepasa tus límites personales.
Tener en cuenta todos los puntos anteriores es cuestión de práctica y autoconocimiento, sin embargo, puede ser útil tener una lista mental de preguntas para hacerse cuando la elección correcta aún no está clara. No tiene nada de malo tomarse un tiempo para tomar la decisión de decir sí o no.
- ¿Tengo el tiempo y la energía para hacer esto?
- ¿Decir que sí agrega valor a mi vida?
- ¿Alguien está tratando de intimidarme o engañarme?
- ¿Estoy haciendo esto solo para complacer a alguien más?
- ¿Estoy siendo utilizado?
- ¿Decir que no a esto significa que puedo decir que sí a algo más importante?
- ¿Estoy diciendo que sí solo porque tengo miedo de perderme algo?
- ¿Algo más importante requiere mi atención en este momento?
- ¿Necesito tiempo para descansar y recargar energías?
- ¿Qué tendría que cambiar en esta oportunidad para que sea un “sí”?