Mientras comienzo a redactar este artículo, pienso en la metáfora que representaría esta situación. Sería como si el hijo fuera una báscula y cada peso que carga, son sus padres y su relación de pareja. Esto es una buena representación para que tengas en tu mente mientras te explico un poco más sobre los hijos triangulados.
Los hijos triangulados son aquellos que se ven involucrados en dinámicas familiares complejas, donde los padres los utilizan para comunicarse entre sí o resolver sus conflictos emocionales. Lastimosamente, he visto en mi contexto que esta responsabilidad es entregada a los hijos desde muy temprana edad, cuando ni siquiera tienen recursos emocionales para entender el mundo, pero están lidiando con problemas de adultos.
Este patrón de comportamiento puede surgir, cuando los padres tienen dificultades para interactuar directamente, no cuentan con recursos de comunicación y sus problemas de pareja en general no presentaron ningún tipo de solución real y duradera, es por esto que, con la llegada de un hijo, surge un nuevo intermediario. Esto, sin lugar a dudas, puede ser una carga emocional para los hijos, ya que se sienten atrapados en el conflicto de sus padres.
En familias donde prevalecen tensiones y se expresan emociones intensas, los hijos pueden sentirse desorientados y sin saber cómo actuar. En ocasiones, los niños tienden a tomar partido por uno de sus padres y establecen un vínculo más cercano con él o ella, lo que puede llevar a no vincularse de la misma manera con el otro progenitor. Esta dinámica puede generar sentimientos de culpa y conflicto interno en los niños, a tal punto que a nivel de salud mental, pueden llegar a tener síntomas como ansiedad, culpa y rabia constante, debido a los altos niveles de estrés emocional.
Es por esto que siempre he mencionado esta frase en mi vida personal:
Para construir otro piso en nuestra casa, necesitamos revisar cómo están las bases.
Es importante solucionar nuestro presente en orden de dar paso a decisiones que impliquen mayor compromiso con nosotros y con otros hacia el futuro.
Diana Meza
Si revisamos la casa y no hay posibilidad de continuar avanzando, una separación bien manejada y respetuosa, puede ser una opción más saludable para la pareja o para los hijos producto de esa relación, donde puedan sentirse amados y cuidados por ambos padres, aunque estén separados, pero en ambientes saludables.