Partamos de que somos una especie social y por ende, dependiente. Todo nuestro desarrollo está permeado por los intercambios que tenemos a lo largo de nuestra vida, por ejemplo, desde temprana edad dependemos de nuestros padres. Sin embargo, lo que se ha concluido últimamente es que con el paso del tiempo, cambiamos la capacidad de dependencia, en la que es más bidireccional que unidireccional, como sí ocurre en la infancia.
De acuerdo a lo anterior, está claro que hay personas que intentan mantener el tipo de dependencia unidireccional, en el que se espera ser cuidado todo el tiempo o buscan a quién cuidar o dominar, y esto es lo que genera que la relación no sea saludable.
De acuerdo con el experto en relaciones de pareja, Arun Matsukani, se necesitan dos elementos para tener relaciones horizontales o saludables: autonomía e intimidad.
Si nos centramos en la autonomía, este término refiere la capacidad personal de crear y respetar sus reglas, pero también involucra elementos como la regulación emocional, la cual puede ser manejada de distintas maneras, como permitirme acercarme a otros para recibir apoyo por la situación difícil que estoy afrontando, que es corregulación o, aislarse ante las circunstancias difíciles, que es conocido como autorregulación. Es decir, partiendo de tu estilo de regulación emocional, vas a manejar de manera distinta a otras personas tus problemas.
Y esto precisamente, es lo que da pie los problemas en nuestras relaciones interpersonales, porque es normal que se presenten discusiones o diferencias en los vínculos, lo que interfiere en el éxito para manejar las mismas, es que los involucrados tengan la capacidad de darle manejo a la situación con ayuda de la regulación emocional y la capacidad comunicativa.
En cuanto a la intimidad, aparece la seguridad relacional, que tiene que ver con la capacidad de estar bien con los demás y contigo mismo.
Las personas que tienden en mayor medida a corregular, viven en constante miedo de ser abandonados o que los dejen. Se ven constantemente forzando que los quieran: dejando de lado sus propias necesidades, les cuesta decir que no y tienen mayor temor a la autonomía.
Las personas autorreguladas tienden a ser más evitativos, le temen a la intimidad y a perder la autonomía que atesoran, es por eso que evitan perder el espacio que tienen hacia ellos mismos, son generalmente evitadores experienciales y se encuentran distanciados de sus emociones, son más capaces de decir que no, sienten que las personas pueden ser muy demandantes, y se sienten culpables por sentir que no están a la altura del amor que reciben.
De acuerdo a lo que te he expresado en esta entrada, ¿cuál es tu estilo de regulación emocional y cómo ha repercutido en tus relaciones? Cuéntame en los comentarios.