Paralizarse, luchar o huir: respuestas de Supervivencia

¿Alguna vez te has preguntado por qué te quedaste paralizado cuando te intentaron asaltar si siempre has planeado actuar de otra manera ante esas situaciones? O, tal vez, ¿por qué tu corazón estaba acelerado en el momento en que te llamaron a una reunión inesperada con tu jefe?. 

Pues, si bien estas acciones parecen extrañas y difíciles de comprender, son respuestas naturales de nuestro cuerpo ante los momentos de peligro, y a pesar de que parezcan reacciones que nos afectan, por el contrario, desde que existen en la humanidad, han tenido la función de protegernos y ser una ayuda ante las amenazas percibidas. 

Si ahondamos hacia el pasado, la respuesta de paralizarse, luchar o huir existe y ha sido útil desde la época de nuestros ancestros, quienes corrían peligros relacionados con la caza o del ambiente. Y está claro que nosotros no corremos con ese tipo de peligros en la actualidad, pero estamos expuestos a diferentes situaciones que también pueden activar nuestro instinto de supervivencia, así no sea tan grande como un mamut. 

¿Cómo funcionan estos mecanismos en nuestro cuerpo?

Cuando hay una situación que el cuerpo considera insegura, el sistema límbico, la parte de su cerebro responsable de la memoria, las emociones y la supervivencia, actúa como base de operaciones. Entra en acción automáticamente con medidas de protección instintivas para protegernos, entonces la respuesta de supervivencia lo que hace es generar cambios hormonales y fisiológicos, como aumento del ritmo cardíaco, disminución de la percepción del dolor, los sentidos se agudizan, se oxigenan más los músculos. Y todos esos cambios, ayudan a que se actúe de forma adecuada y rápida, es decir, es una decisión inconsciente, respuesta casi que automática. 

Sin embargo, estas respuestas de supervivencia a veces se activan ante situaciones que no son amenazas reales, como el ejemplo de sentir pánico cuando vamos a hablar con nuestro jefe, y esto tiene que ver con las experiencias traumáticas y sus secuelas en la vida de las personas. 

¿Qué ocurre en cada una de las respuestas? 

Paralizarse: la respuesta de congelación se relaciona con conductas de disociación e inmovilización. Cuando el cuerpo se defiende de esta manera, resulta literalmente en un «congelamiento»: sentirse congelado e incapaz de moverse o encontrarse a sí mismo perdido como si estuviera en una neblina o desconectado de la realidad. No te sientes como si estuvieras realmente allí.

Aquí el objetivo es “detenerse, mirar y escuchar” para comprender mejor la situación y determinar si existe una amenaza. Tus pupilas se dilatan a medida que giras la cabeza hacia el sonido o las imágenes que despertaron tu interés o preocupación. Lo que es más importante, la congelación se produce en preparación para la acción y es de corta duración.

Huida: la respuesta de huida tiene que ver con una conducta evitativa, pues es cuando creemos que si somos capaces de escapar de la amenaza y evitar el conflicto, entonces no seremos dañados. Desde allí proviene la creencia de que evitando sentimientos incómodos, manteniéndose ocupados o huyendo hacia la salida cada vez que las cosas se pongan difíciles, el malestar va a desaparecer.

Lucha: es una función activa de autoconservación en la que nos enfrentamos de forma reactiva hacia la situación con ira y agresión. Es un estado de miedo en el que te enfrentas a la amenaza.

Esta respuesta traumática de lucha es cuando creemos que si somos capaces de mantener el poder sobre la amenaza, obtendremos el control. Esto puede parecerse a peleas físicas, gritos, agresión física, tirar cosas y destrucción de propiedad. También puede parecer apretando las manos en puños, sintiendo un nudo en el estómago, llorando, discutiendo o experimentando una mandíbula apretada.

¿Qué puedo hacer para regular estas respuestas en momentos que no son de supervivencia? 

Para volver a ti mismo, la principal práctica que le recomiendo a mis pacientes e intento realizar yo diariamente, es la atención consciente. Permitirnos prestar atención plena a una sola cosa al menos una vez al día, fortalece nuestros niveles de consciencia, elemento crucial para lograr comprender lo que nos ocurre en medio de tanta estimulación que tenemos a través de la tecnología, información y compromisos diarios. 

Además de esto, también te recomiendo algunas acciones puntuales como: 

  • Mueve tu cuerpo: bailando o caminando 
  • Toma una bebida caliente 
  • Come alimentos crujientes
  • Conecta con las personas a tu alrededor 
  • Realiza respiraciones profundas 
  • Busca objetos de cierto color en el lugar en el que te encuentres. 

Estas son algunas opciones para conectar con nuestra conciencia y disminuir la posibilidad de tener estas reacciones instintivas en momentos que no lo ameritan. 

Si conectas con esta información y deseas conocer más a fondo por qué te ocurre, te invito a agendar una cita conmigo y lo analizamos a profundidad.